La hydra

En el mensaje anterior Antonio me ha dejado un comentario para que exprese mis opiniones sobre la consabida crisis. Claro que desde que me dejó el comentario hasta ahora la situación ha cambiado tanto (más que nada la crisis se ha colocado en el centro de nuestras vidas), que no sé exactamente que es de lo que Antonio quería que yo hablara.
Pero opiniones sobre la crisis, las tengo. Es un tema que me fascina. Si no he hablado antes de ello ha sido sólo porque me pego escribiendo mi tesis algo como el 90% del tiempo (en el cuaderno, delante del ordenador o mentalmente), y me cuesta salirme de los problemas del manejo ambiental del carbón y sus cenizas en Bosnia (por cierto que se me ocurre que nadie me ha hecho todavía ningún chiste sobre el carbón que me van a traer los reyes este año, cuando acabe la tesis!).
Y la verdad es que hay millones de cosas de las que os quería hablar. La elección de Obama, y las eternas milongas de la política internacional. La vida en Londres, que no para. Bosnia, un poco estancada después de las elecciones de Octubre que ratificaron el nacionalismo recalcitrante y toda la idiotez que conlleva; y las opiniones del Alto representante oficial de la comunidad internacional en Bosnia (solo el nombre del cargo tiene tela marinera) al que fui a ver recientemente en una charla. Y luego las cosas de mi vida: el montón de libros que estoy leyendo (leer me inspira para escribir), mi amor por Bas y Daniel Craig, mis rollos con Forest Research – en particular, empezar a asumir que después de cuatro años quizá todo mis esfuerzo no garantice mi continuidad aquí- y todas estas cosillas que me importan. Pero uno no tiene peticiones todos los días (además, mi público es discreto) así que no tengo más remedio que embarcarme como pueda en tratar de exponer una opinión coherente sobre esta la madre de todas las crisis…
Esta crisis es como la hydra, aquel animal monstruoso al que le cortabas la cabeza y le salía otra. Bueno, ya sé que esto es un poco más que un cliché, pero es que la hydra me parece el único modo de referirse a esta crisis. Primero porque tiene varios cuellos: la burbuja inmobiliaria; la des-regularización de los sistemas bancarios; los sistemas de promoción en instituciones financieras; la ruptura con una economía basada en la industria, en liberalización agresiva y descontrolada de la economía, la proliferación del crimen organizado y de la industria armamentística, y sobre todo la imposición de una manera de pensar en la que el dinero y a competición priman sobre todo lo demás. Segundo porque de momento, cortar cabezas solo ha servido para agitarla más, y si no mirad el caso inglés: dinero a espuertas lanzados a los bancos y los bancos sin querer ponerse a funcionar (y entre tanto los indices de popularidad de Gordon Brown lanzados al espacio estelar, y los Tories que no quieren hablar de la crisis porque digan lo que digan beneficia a Brown se han puesto a entretenernos con historias de niños maltratados y demás).
Pero como en la hydra, todo está conectado y es casi imposible entender una parte de la ecuación (una cabeza) sin mirar a todos los otros factores. A veces pienso que es el dinero lo que lo conecta todo: el dinero que aparece como el objetivo máximo de todos los individuos que pululan por los mercados financieros. El dinero que es como una gran mentira, porque en sí mismo no es necesariamente valioso (al igual que un sello de correos), no es más valioso que el valor que se le atribuye. Y para complicar las cosas todavía más el dinero va y se nos hace virtual. Ya no hay montañas de papel en sacos de lona que cualquier ladrón del tres al cuarto se podría llevar gritando aquello de “Todo el mundo al suelo, esto es un atraco”. Hoy en día, el ladrón no encontrará en el banco más que dinero suficiente para cubrir las transacciones de los próximos dos días. Porque ahora, el dinero, viaja por las autopistas de la información. Mastercard lleva varios meses en Gran Bretaña anunciando: “el dinero ha muerto, viva el plástico”. Creo que Anthony Burgess nos podría haber incluido un slogan así en su naranja mecánica. Como anticipando la ‘distopía’ que vivimos hoy.
Me diréis: ‘vaya rollo, que más da todo esto y que tiene que ver con la crisis?’ Tenéis razón, a cierto nivel no tiene nada que ver (ladrones sin escrúpulos los hay con o sin ordenador). Sin embargo, coincidiréis conmigo en que el ladrón de hoy en día ha tenido que cambiar de técnica. Hoy las pistolas y la actitud de matón se quedan en casa (eso, si no vives en Nápoles); hoy si quieres robar, tendrá que ser al frente de un ordenador.
No estoy diciendo que toda esta gente empleada en vender productos financieros podridos y en pintar dinero donde no lo hay sean ladrones. La cosa es más complicada. De hecho, creo que poca gente anticipaba una crisis de esta magnitud… si que es verdad que el año pasado todos el mundo hablaba de la burbuja inmobiliaria y de la posible recesión, pero nada más que para decir que aquellos (pocos) que la predecían no eran más que adivinos pesimistas (que resultaron ser desdichadas Casandras). Así que ahora sabemos que los tipos que diseñaron las estrategias financieras que han llevado al mundo a la ruina no sólo trataron de robar al ciudadano de a pie: también se robaban unos a otros. Y no sé como, se olvidaron de la primera regla: que uno más uno nunca puede ser más de dos.
Pero la cosa del dinero virtual también es importante por otro motivo: la razón por la que hemos descubierto todo el embrollo no ha sido por la intensa labor de la inexistente policía financiera, o por la confesión de los culpables. No, la crisis ha sido declarada, no por el dinero sino por su falta. Eso que llaman “una crisis de liquidez”: en otras, palabras, que los bancos de repente descubrieron que no podían suplir al cajero. O que no podían pagar al cobrador del frac. O que no podían pagar al empleado de la limpieza etc etc (eso sí, subir sueldos y pagar primas y stock options, eso siempre se puede… j eje). En otras palabras: que los bancos se encontraron que aunque tuvieran mucho dinero en las cuentas, la bolsa de plástico con billetes, o la caja fuerte, o el calcetín… todos estaban vacíos.
Bueno, y aún se pone más divertido en países como Islandia, donde de la noche a la mañana sus sorprendidos ciudadanos descubrieron que los ingresos anuales del país (unos 14 billoncejos de euros de nada) no podían pagar más que un sexto de la deuda de sus bancos. Y de allí al desastre… ¿dónde está el dinero? Invertido en fondos de riesgo y otras fruslerías.

Esto es un grafico que me he bajado de la Wikipedia que muestra la evolucion de la bolsa islandesa... a que mola, es como en las peliculas!

El siguiente paso es evaluar las acciones de nuestros ilustres dignatarios en respuesta a la crisis… en particular ese ejemplo de sabiduría que es George W. Bush, clamando al cielo que la liberalización no es la culpable de la crisis… y echándoles dinero a paladas a los bancos. Es inadmisible que las instituciones bancarias no puedan pagar sus errores porque eso destruiría nuestra sociedad. Debemos recordar que los humanos existían antes de los bancos y que los bancos también pueden funcionar bajo circunstancias de control y seriedad. Sin embargo, cuando el gobierno de los US abandonó a su suerte a uno de sus tres grandes bancos de inversión, los Lehman brothers, el colapso del banco causó tal conmoción que ningún gobierno ha optado de nuevo por apostar por este tipo de medidas, pasando en su lugar a nacionalizar (aunque sólo sea parcialmente) los bancos (hay un tipo en ‘Speakers’ corner en Hyde Park, que debe estar muy contento después de años predicando que la nacionalización de los bancos es el camino al socialismo).
Yo al principio de la crisis estaba muy optimista, pensando que la crisis nos conducía por el camino de aceptar que en este mundo hay límites y que no nos tenemos que pasar abusando del personal y del medio ambiente. Ahora ya no estoy tan segura: casi me parece que la crisis es la excusa para el abuso indiscriminado del ciudadano: despidos a tutiplén, casi sin justificar, precios locos (la gasolina 50% menos en tres semanas?) y la suspensión de servicios públicos para compensar por el montón de pasta que va a las arcas de los financieros del mundo han pasado delante de nuestras narices mientras nosotros nos entreteníamos viendo a Obama. Ahora, sólo ahora, los gobiernos empiezan a hablar de subvenciones a individuos, familias, pequeñas empresas y demás. Ahora, sólo ahora se dan cuenta de que hay que apoyar a los que lo tienen difícil, y no a los que llevan vidas inmorales montadas en el dólar. Me considero liberal, pero algunas veces hay que guardar algunas reglas, aunque sólo sea para que podamos seguir viviendo… Ya sabéis, siempre somos los mismo los paganos (aunque yo hasta ahora he pagado pocos impuestos…)
En fin, que bonito momento para ponerme a buscar curro, si señor.

1 comments:

Sr. Editor dijo...

¿Crisis? ¿Crisis? ¿Qué crisis? Si eso era un invento de Pizarro en el debate con Solbes ¿Crisis? Eso era un invento de los malvados peperos para meter miedo en España -digo en el Estado plurinacional periférico-...

Seguid votando a zETApé, lo está haciendo muuuyyyy bien. Su solución es dar 150.000 MILLONES DE €UROS a la banca. 150.000 MILLONES DE EUROS...EL TRIPLE QUE BUSH!!!

¿Y el liberalismo y el capitalismo está muriendo? Será que lo de dar gratis la pasta a la banca es puro socialismo. Sí, científico, utópico, pragmático, demócrata... En fin, mentira pura. Como siempre.