Cuando estaba con mi amiga Rut, un tío un poco tonto de Granada me dijo una vez que yo era como los caracteres de portera que hace Chus Lampreave, o sea, una cotilla. Yo la verdad que no creo que sea cotilla. Él me decía eso porque yo me pasaba mucho tiempo en el balcón. Si me hubiera preguntado por qué le hubiera explicado que tener vistas a la Alhambra es un lujo que uno solo se permite de cuando en cuando, pero claro, el prefería imaginarse que me las pasaba en el balcón para espiarle (porque secretamente seguro que estaba enamorada de él ja ja).
En fin, que no creo que sea una cotilla aunque de vez en cuando cotilleo. Así que aquí os va el cotilleo de hoy. Estoy sentada con un chico sudamericano, probablemente peruano. Se llama Jorge. Y debe tener alguna novia en algún lugar del planeta con la que se escribe e-mails y charla por el Messenger. Seguramente ni me hubiera percatado de su presencia si no hubiera sido porque el tío aquí en la sala de ordenadores de la Universidad se ha puesto a roncar como un loco. Os lo juro. La cosa ha empezado así: primero la respiración se ha ido haciendo sonora, luego ha habido unos cuantos episodios violentos como si de un huracán azorado se tratara, y luego, al inclinar la cabeza sobre el teclado se ha ido clamando poco a poco. Entre tanto, la cotilla en mí ha leído lo que estaba escribiendo en el Messenger entre ronquido y ronquido:
Jorge: Hola
Interlocutor: Amor
Jorge: Te deseo con pasión
Y entre estas ronquido que te va ronquido que te viene. Y yo me meo de risa porque este tío se va a descuajaringar de tanta pasión chico, tanta pasión tiene que se queda dormido al decirlo. ¡Bueno, esto no es ser cotilla, esto es trabajo de investigación!
Uy, uy, uy, me voy que se le esta cayendo la cabeza sobre el teclado…
Besos