Escribir una tesis

Aghhh, otra vez se me han pasado las semanas y yo sin escribir en mi blog. ¡Pero que me pasa! Pues claro, que me va a pasar, que estoy escribiendo una tesis.
¿Cómo se escribe una tesis? Pues muy fácil: primero hay que hacer algo de research (investigación), durante unos tres o cuatro años. De todo lo que hagas esos cuatro años, hay que coger todo, mirarlo con escepticismo, tirar a la basura 90%, y ponerse a escribir el otro 10% (lo de tirar a la basura no es porque no valga o algo, es porque no se puede poner todo, porque hay que escribirla en un tiempo razonable y el examinador se la tiene que leer con un poco de alegría, y ya os imagináis que cien folios se leen mejor que cuatrocientos).
Una vez que se ha hecho un poco de selección (ay que yo creí que no salía de esta, primero me propuse escribir una tesis de 20 capítulos y ahora tengo solo 9) hay que empezar a escribir. Hay quien empieza por el principio, y hala, hasta que se acaba. Son los menos. Hay que tocar y retocar y retocar otra vez, os imaginaréis que lío. Yo me he dividido el trabajo en una serie de capítulos y he decidido empezar por los más majos (capítulos 6 y 7) dejándome el marronazo de la metodología y la introducción para el final.
Tercer paso es comenzar a escribir. Para eso, lo primero es olvidarse de todo: olvidarse de tu familia y de tus amigos, olvidarse de tu novio, de los bebes recién llegados y en camino, de los cumpleaños y las vacaciones… olvidarse de TODO. Yo casi casi estoy en esa fase, de momento no me he olvidado de todo todo pero empiezo a tener unas lagunas mentales que no son normales.
Y lo segundo es armarse de valor y ponerle una velita a San Atanasio, que de acuerdo con la Santopedia es largamente recordado por su paciencia. Y así discurren los días, frente al ordenata, mil palabras, dos mil palabras, tres mil palabras, veinte mil palabras, veinticinco mil palabras… así hasta el infinito, o cien mil palabras que es casi lo mismo.
Bueno, pues a eso voy…
Ciao ciao

También le he puesto una velita a Ek Chuah, el Dios Maya del comercio y la venta, para que le eche un cablecillo a mi hermanillo.