¡Qué gane Rusia, por favor!

Tengo una teoría (no contrastada) que dice que en el caso de que a una le ocurran dos eventos, uno positivo y otro negativo, al mismo tiempo, el negativo será oscurecido por el positivo, y a la larga serán esos recuerdos positivos que nos harán felices (mientras que los negativos se quedarán sumidos en la neblina oscura del olvido).
Claro que tienen que ser dos eventos de la misma magnitud y signo completamente opuesto. Esto es algo así como una aplicación práctica del eterno dicho “un clavo saca otro clavo”. Vayamos a los ejemplos prácticos: ¿cuál es la estrategia más común para olvidarse de un amor no correspondido? Enamorarse de otro tío. Imaginaros a una chica X a la que un chico Y le deja en el mismo momento en que ella conoce al amor de su vida Z. A la larga, ni se acordara del señor Y, os lo prometo. Por ejemplo, yo apenas me acuerdo de cómo fue que terminó mi relación amoroso-masoquista con José Luis, de lo único que me acuerdo exactamente es que la misma semana en que nos peleamos por última vez conocí a Bas.
Así que después de corroborar mi teoría con la evidencia empírica disponible me propongo ponerla en práctica de la siguiente manera: cada vez que vea un hecho potencialmente negativo e infeliz acercándose por el horizonte, voy a tratar de coordinarlo con otro hecho de signo opuesto que compense por esa pérdida de felicidad que se avecine. Algunos avispadillos entre vosotros detectarán que estoy desarrollando en este post un argumento en línea con algunos de los más ortodoxos economistas, que asumen que la pérdida de satisfacción por la pérdida de un bien o servicio se puede compensar con la ganancia de satisfacción en otro bien o servicio. Así que como veis, lo que propongo aquí es un experimento de economía. La dificultad es que los eventos que realmente importan pasan así como de casualidad. Y crear esa casualidad no es moco de pavo.
Tomemos por ejemplo el caso de la semi-final de la Eurocopa mañana entre España y Rusia. ¡Qué gran momentazo para España después de tantos años de olvido sin pasar de cuartos- y a veces ni de octavos- de final! Pero vamos, yo ya voy anticipando que visto lo visto, ese gran momento de felicidad en el que por fin sabemos que España pasa a la final no se va a dar. Porque soy una gafe, que lo sé (y si no mirad al pobre Zaragoza donde anda). Sea como sea tengo que compensar esa pérdida de satisfacción personal que tendré si España pierde.
Lo difícil aquí es crear la casualidad que ponga juntos dos eventos, uno positivo y otro negativo. Lo que he hecho es lo siguiente: me he ido a una casa de apuestas y he apostado CONTRA ESPAÑA. Las apuestas están contra Rusia, así que si Rusia se clasifica ¡me gano un dineral! Y si Rusia no se clasifica, pierdo un poquillo de dinero, pero ¡por fin estaremos en la final! Pase lo que pase mañana, a mi plín, yo estaré contenta igual.
Claro, que algo falla, porque siguiendo mi teoría “un clavo saca otro clavo” necesito dos eventos iguales pero de signo contrario para minimizar el impacto negativo de la pérdida de España. Y claro, no es lo mismo comparar la pérdida económica de la apuesta con un mazazo en el mi orgullo patriotero. La cuestión es: ¿qué me importa más, la pasta o la patria? La teoría economista diría que da más o menos lo mismo: todos los bienes y servicios sociales son intercambiables. Yo no estoy tan segura. Lo comprobaré mañana viendo el partido. Estoy pensando en ponerme unos electrodos o algo así, para ver si cuando me pongo más nerviosa, si es cuando los españoles llegan a puerta o cuando los rusos.
¿Y vosotros? ¿Qué os tira más? ¿el orgullo o la pela?

3 comments:

Anónimo dijo...

TODO POR LA PATRIA

Anónimo dijo...

Lo siento por tu pasta...Oééééé, oéééééé´, oééééé´, jejeje
Hasta a mi me ha empezado a gustar el futbol estos dias, eso debe ser orgullo patrio, no?
Besetes

Anónimo dijo...

YO SOY ESPAÑOL,
ESPAÑOL,
ESPAÑOL,

YO SOY ESPAÑOL,
ESPAÑOL,
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YO SOY ESPAÑOL,
ESPAÑOL,
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