Gente muerta
Jolín, jolín, jolín… en la última noche que pasé en Tuzla tuve una discusión con un francés, un artista demasiado pagado de sí mismo como para comprender que otras personas también pueden cometer errores… bueno, dejemos eso, si lo menciono es porque el chico tenía algo interesante, una buena capacidad de observación o algo así… el día que le conocí me dijo que le encantaban los Balcanes. Yo le pregunte por qué y el me dijo: “En París, donde vivo, la gente esta muerta".
La verdad que me chocó el comentario, pero ahora que estoy aquí entiendo lo que me decía… Lo ví por primera vez el otro día en el tren. Volvía yo de Guildford a Farnham a eso de las 6 de la tarde y el tren venía lleno de “Commuters” es decir, de gente que trabaja en Londres pero que van cada día desde su casa al trabajo, manteniendo el sueldo altísimo de “La City” y una casa grande a más de una hora de camino de tu trabajo. El resultado es patente: toda la gente del tren el otro día parecían fantasmas: grandes ojeras, incluso bolsas bajo los ojos. La mirada perdida y vidriosa, que parece no ver nada, la boca torcida como la de un degollado, parece incapaz de mostrar una sonrisa. Con una mano pasan las hojas del periódico sin ni siquiera leerlo. O se marcan Sudokus non-stop, como si al tiempo hubiera que matarlo, Como si fueran ellos mismos los hombres grises de Momo. Y en la otra mano llevan siempre barritas de chocolate, bolsas de patatas y demás comida basura, que complementa el sándwich del “lunch” (recordad que en el trabajo no me toman en serio cuando digo que como caliente dos veces al día. Todo el mundo me mira como si fuera un pozo sin fondo, como si comiera demasiado… pero yo nunca como Snickers, o Mars, o Pringles o todas esas cosas que están hechas de mierda!
Cuando llegué a Farnham me cogí un taxi a casa y le conté al taxista la escena del tren. El taxista me dijo: “son commuters. No viven hasta que no salen del tren. Se van de casa a las 6 de la mañana, vuelven a las siete. En el momento que ponen un pie en el andén ves como su cara se revitaliza, como comienzan a vivir de nuevo...." ¿Os acordáis cuando, desde Nigeria, os hablaba de Zombies? ¿No os parece que zombies son exactamente esto?
Hoy la experiencia ha sido diferente. El tren estaba casi vacío. Pero hoy lo que me ha llamado la atención es la necesidad constante de alguna de esta gente, viviendo en la era de la supermodernidad, de excitar sus sentidos de alguna forma... ves a la gente con los iPods como si se los hubieran implantado desde el nacimiento. La gente anda por la calle hablando con manos libres y parece que la calle esta llena de locos que hablan solos. Bueno, hoy en el tren, en lugar de estas cosas más o menos comunes, un tipo se ha sentado delante mía y se ha sacado de la mochila un DVD portátil. Lo ha encendido, lo ha limpiado cuidadosamente y con manos libres se ha puesto a ver la película Van Helsing...
Yo estaba hirviendo de rabia. No pensaba más que decirle “!Tío, no te das cuenta de que eres gilipollas! ¡No sabes que Van Helsing es una película de acción! Entonces, como vas a ver los saltos del tipo en un monitor de 20*30 centímetros. Y el viaje de aquí a Guildford es solo de veinte minutos. ¿Me puedes decir que tipo de experiencia va a darte ver una película durante 20 minutos? No te dan por culo los intermedios para la publicidad cuando ves la tele? Pues aplícate el cuento…”
No, pero no he dicho nada. Por varias razones. Primera, porque el tío era mas o menos el doble de grande que yo en todos los sentidos, y no me gusta jugar con fuego. Segundo, porque el pobre bastante tenía con sujetar el dichoso DVD en su sitio, de manera que pudiera ver lo que salía en la pantalla. Tercero, porque en seguida me he dado cuenta de que el pobre ni siquiera se daba cuenta de lo que hacía, era un comportamiento completamente automático… en realidad, estoy segura de que no se ha enterado de nada de la peli, porque a cada segundo se le iban los ojos por la ventana mirando los el color gris azulado de los sauces en flor, las arrugadas hojas de los arces que no acaban de nacer, las yemas rojizas e hinchadas de los robles que anuncian que pronto se van a doblar ante la primavera explotando con furia en millones de hojas, o los oscuros cipreses que gritan al cielo a mí plín, la primavera me toca un pie! Pues sí. Estoy segura que el espectáculo de la ventana era muchísimo mejor- al menos era real- que la mierdecilla de imagen que pudiera ver en un DVD portátil 20*30.
Casi me lo puedo imaginar. Primero en el ASDA o alguno de esos grandes supermercados: “Hm, un DVD portátil de oferta…y qué barato. Madre mía, no puedo dejar pasar esta oferta…”
Luego en su casa: “Hm, hace ya tres meses que me gaste unos cuantos cientos en este DVD portátil, y no he visto ni un anuncio de Perlan en él. Debería usarlo, si no no lo voy a amortizar. Mañana me lo pongo en la mochila, con una selección de buenas películas y ya verás que bien vuelvo del trabajo"
Luego en el tren: “Hm, he acarreado este maldito DVD portátil y todas estas películas todo el día, vaya incordio. Bueno, al menos ahora puedo ver una peli. Aunque la verdad es que estoy un poco cansado… Que subnormalidad, ¿para eso he llevado todo el día el DVD portátil en la mochila? Ahora mismo me pongo a ver una película. Bueno, que sea Van Helsing, que ya la he visto mil veces y no tengo que hacer mucho esfuerzo.”
Por supuesto, para cuando el tren ha llegado a Guildford él ya se ha olvidado de todo esto. La pregunta es, ¿cuál será la próxima gilipollez en la que se gastará el dinero la próxima vez que vaya a unos grandes almacenes?
Así es como las cosas nos hacen esclavos de ellas mismas, y nos paramos a vivir las cosas en lugar de vivir la vida.
viernes, abril 28, 2006
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bosnia
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2 comments:
Creo que tienes mucha razón, por eso nos gusta vivir en Jaca... Me ha encantado este post. Besitos
Yo creo que la gente tambien tiene derecho a ser egoista, irresponsable y alienada durante una parte del dia, mientras no sea todo. No creo que pase nada por comerse una chocolatina o usar un aparato moderno. Que buenas partidas nos hemos pegado tu y yo de pequenhos a la Nintendo, y buenos Phoskitos nos hemos comido...
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