Nochevieja en el Club Internacional
Después de escuchar las demandas populares he decidido hacer un pequeño relato de como he pasado la noche de Nochevieja este año. Nochevieja en Nigeria, digámosle. OK, allá va.
Después de mucho reflexionar, decidimos socializar y unirnos a la fiesta de nochevieja organizada por el CI. La entrada era de 20 dólares, y prometía música, buena comida y un sorteo de viajes.
Antes de la cena nos ofrecieron un cóctel de champagne, ya sabéis, una de esas selectas bebidas que te dan dolor de cabeza a la media copa (¿cómo consiguen hacerlo tan malo?). Allí estaban todos los habitantes del campus: investigadores, directores, encargados del aula de informática, con mujeres e hijos incluidos. La gran familia que forma este campus al completo y algún acoplado (incluidos unos belgas que se habían tenido que quedar en Nigeria porque les habían cancelado el vuelo a Bruselas).
Uno no sabe muy bien donde meterse en un sitio así. Todo el mundo es muy simpático y todo eso, pero al mismo tiempo, nadie esta dispuesto a contar nada mas allá de lo habitual, así que una cena de Nochevieja, con bebidas incluidas, puede convertirse en algo complicado, algo bastante diplomático.
Ejemplo 1: Mi amigo el fotógrafo, un nigeriano muy muy simpático, musulmán, creyente ferviente y admirador declarado de Yaser Arafat (con portafotos en su oficina incluido), tachan, tachan: bebiendo cóctel de champagne como un condenado. Me permití hacer un sucinto comentario sobre musulmanes bebiendo alcohol, nada malintencionado... Ojalá no hubiera dicho nada.
Ejemplo 2: Canadiense, encantadora, sofisticada y abierta ya que acaba su contrato y se va al día siguiente. No tiene nada que perder así que no tiene ningún empacho en confesarme que le encanta la película “Y tu mama también”. “Es una maravilla cinematográfica”- me permito añadir. Dos minutos después se suman a la conversación Bas y el dueño de una enorme colección de DVDs. Cualquiera supondría que también le encanta el cine... así que menciono sin pensarlo que estamos hablando de la fantástica película “Y tu mama también”. Los ojos de los presentes se inflaman... Bas viene en mi rescate: “bueno, esta un poco en el límite, es un poco subida de tono”. A Bas le encanta esa película, claro, pero él es mas rápido que yo en entender que en dicha película dos chicos se besan... y eso es un gran tabú. Por suerte la película no ha sido (ni será) estrenada en Nigeria, así que la mayoría de los presentes no acabaron de entender lo que pasaba.
¿Pero como se puede celebrar la Nochevieja así? Por favor, ¡qué alguien se suelte el pelo de una vez!
En fin, decido dejarme llevar por la conversación y en cinco segundos estoy sumergida en un maremoto (nunca mejor dicho) de opiniones sobre las Tsunamis etc etc. Que sí, señores, que es una tragedia, que ha muerto mucha gente, que uno nunca sabe cuando va a ocurrir... Por un segundo se me ocurre criticar a algunos comentaristas (vergüenza da ver la CNN) que poco menos que llaman a la Tsunami venganza de Dios (o los ecologistas, venganza de la naturaleza) por los estragos del turismo (y el pecado asociado) en esa zona del mundo. ¡O no! ¡Un pensamiento original! De nuevo tengo que deshacer el entuerto y unirme al becerreo general: Que desgracia, que desgracia, que desgracia.
Bas me susurra por detrás: “Tengo que ir a casa, uno de los camareros me ha pedido dinero, y le voy a prestar unos cuantos miles de Niras, escasos veinte dólares”
Ya se sabe... es Navidad, casi un aguinaldo (casi he perdido la cuenta ya de los aguinaldos que he tenido que dar, que pena que no tuviera petardos para poner en la puerta de mi casa y reírme del que venga a pedir el aguinaldo- pues si voy a dar a todo el que pide en Nochebuena, yo si que voy a tener que pedir de puerta en puerta).
Cuando volvemos todo el mundo ha tomado posiciones para la cola de la comida (es buffet libre). De repente un libanés sin identificar y solitario se nos acopla a Bas y a mi. El pobre ha venido a la fiesta solo, y como Bas y yo somos unas almas caritativas, lo adoptamos para que no se sienta mal en Nochevieja. ¿Cómo se va a imaginar uno que lo que comienza como una mano tendida al viento acaba en un hilarante sopor? Ni Bas ni yo tenemos muy buen ojo para detectar a los plastas, y lo que es peor: a los testigos de Jehová solitarios en Nochevieja. Cuando el hombre comenzó a hablar de la Atalaya Bas y yo decidimos que ya era suficiente, y que habíamos aguantado más de lo que una buena persona puede soportar.
La comida muy buena, eso si: lasaña, pavo, jamón asado y roast beef, con sus correspondientes salsas, ensaladas, verduras, pastel de pescado, dulces variados, flan... Había mil cosas distintas, aunque no probé la mitad. Por fin he comprendido, después de verlo tantos años en sucesivos bodrios navideños americanos, que es lo que comen en los USA en Navidad. Yo, que queréis que os diga, me quedo con mi besuguito, mi cardo, mi cóctel de piña y mi huevo hilado. Pero la verdad es que la comida estuvo bastante bien.
Y dentro de todo, con testigo de Jehová incluido, me senté junto a un japonés que es de lo más simpático, con un seguidor de la Teología de la Liberación, que también goza de mi simpatía, y con una pareja de no sé donde (Indonesia, Sumatra, que se yo) que hicieron la estupenda selección musical.
Entre grandes glorias de la selección musical (este párrafo va dedicado a Fernando, Dani y Diego en cuyo honor me marque unos bailecillos) incluyó un éxito reciente de New Order, Tempted Love (la original de Soft Cell), Boys Don’t Cry (ya sabéis de quien) y otras tantas maravillas que me alegraron la noche que no veas. Al final de la noche les dio por poner techno de finales de los ochenta, y la cosa degeneró un poco, pero a nadie parecía importarle como se bailara y el ambiente era de lo mas relajado así que disfrutamos de lo lindo.
El momento más surrealista de la noche fue cuando tocaron la versión de la Macarena con la que Clinton hizo campaña y TODO, absolutamente TODO el mundo se levanto a bailar entusiasmado... ¡Y se sabían el baile!!!! Bas y yo fuimos los únicos que permanecimos sentados un poco abochornados. Huelga decir que yo era la única española de la fiesta, consciente de que en Nigeria, lo españoles somos conocidos por dos canciones: la Macarena y el Asereje. ¡Que desgracia, para un país de tan grandes músicas! Menos mal que al final de la noche pusieron un éxito de Enrique Iglesias y los españoles subimos un poco el listón.
En determinado momento le pregunté a Bas por su compañera de trabajo, una chica sueca, muy energética, de esas personas que se sientan a tu lado y no paran de hablar un segundo (como yo pero a lo burro). El primer día que me la encontré por casualidad en el snack bar se me ocurrió preguntarle como quien no quiere la cosa que plan tenía para estas Navidades, y en cinco minutos (de reloj) supe que no es religiosa, que odia las navidades, que a su madre le encantan, que esta enfadada con su madre, que su hermana no va a visitar a su madre y que se que otras cuantas cosas más.
Como os imagináis después de una conversación así en un periodo de tiempo tan concentrado, con tanta información adicional que nadie ha demandado, uno se siente un poco cerca de esa persona... así que no es raro que durante la fiesta yo notara su ausencia. Que sé yo, el caso es que todo el campus estaba allí y ella no, así que le llamé por teléfono para ver que tal se encontraba. Cuando se pone al teléfono lo primero que me dijo es que estaba enferma: llevaba toda la semana encerrada en casa con una depresión. Luego me dice que se acaba de enterar de lo de las Tsunamis. Lleva toda la semana viendo la televisión con su depre, pero no se le ha ocurrido cambiar el canal y ver el especial 24 horas de la CNN o de la BBC o lo que sea, no, tuvo que llamar a una amiga para desearle Feliz Año Nuevo para enterarse[1]. Pero vamos, ¡es Nochevieja! Le digo y le convenzo para que venga. Parece que funciono ese día, pero el resto del fin de semana no responde a nadie ni abre la puerta de su casa... la verdad es que viviendo en una comunidad tan pequeña uno llega verdaderamente a preocuparse por los demás, aunque no los conozca de nada...Creo que en la fiesta se lo paso bien pero la chica lo debe estar pasando francamente mal. Es lo que tiene, la soledad del campus.
Y luego esta otra amiga... dios Santo, jamás vi a nadie con una borrachera igual... me ahorraré los detalles... al día siguiente llama a casa a las nueve de la mañana (demasiado pronto, después de una fiesta) para preguntarme si la habíamos llevado a casa... “No-le digo- no querías moverte cuando nos fuimos”. Dos horas mas tarde llama a Bas y lo primero que le dice es “Algo horrible me ocurrió anoche” y por supuesto, Bas y yo nos llenamos de pánico, pensando que sé yo... Luego resulta que la cosa horrible que le pasó es que se emborrachó y no recuerda nada... ¡para eso no hace falta que nos desboque la histeria!
Las campanadas fueron un rollo, tanto es así que no hubo ni campanadas. Mientras Ramón García os deseaba un Feliz 2005 y vosotros le contestabais como esta mandao, Bas y yo bebíamos champagne barato y explotábamos un globo... me pareció un poco triste, casi como si no se hubiera acabado el año del todo. Aunque Bas me dio un beso en público por primera vez desde que estoy aquí, lo que me puso bastante de buen humor, porque en Nigeria la gente ¡también se besa!
Por lo demás no nos tocó nada en el sorteo y nos fuimos a dormir a las dos, la vez que mas pronto me he ido a dormir en Nochevieja desde que recuerdo, aunque claro, los años pesan, eso no lo puedo negar. Antes de irme a dormir hablé con mi familia en Huesca y me fui a la cama muy feliz, tan feliz como puede estar uno cuando llega el año nuevo. En fin, a lo mejor este año me puedo ir a celebrar el año nuevo chino y me quito este sinsabor.
Nada comparable a la fantástica cena de Nochebuena con Bas en el que es probablemente uno de los restaurantes mas caros de Cotonou, con comida francesa y banda de Jazz incluida. En Nochevieja eché de menos la intimidad de Cotonou, pero que le vamos a hacer... por lo menos nadie se tiró a la piscina esta vez[2].
[1] Parece que hay montones de suecos que han perdido la vida con esto del Maremoto, y la gente de ahí están todos, por lo general, conmocionados.
[2] Dicen las malas lenguas que justo antes de que llegara yo hubo una fiesta tremebunda donde se emborracho todo el personal de manera tan tremenda que más de uno acabó desnudo en la piscina (a Bas le arrojaron con toda la ropa) y también hubo meadas y de todo… Cualquiera se baña en la piscina ahora… aunque hoy estaba el agua muy limpia, debo añadir.