La historia de Akim
Hoy os voy a contar la historia de Akim, uno de los jardineros.
Akim tiene 29 años y es jardinero en una de las casas del recinto. Su tarea consiste, más o menos, en cortar el césped, regar las plantas y dar de comer a una cabra. Como tiene que ir a buscar la comida de la cabra al bosque, casi todos los días le llevo yo.
Akim es muy simpático, le encanta reír, aunque tartamudea un poco y su inglés es difícil de comprender. Pero él se ríe todo el rato, así que uno no se siente incómodo ni nada cuando le escucha. Akim es Ibo, del Este de Nigeria. No habla más que un poco de Yoruba. Es un país extraño, éste, con tantos lenguajes distintos y tantos de ellos mezclados en una sola área, donde la gente no aprende otro lenguaje que un chapurreo en inglés...
Akim dice que no tiene muchos amigos... no le gustan los Yorubas. Entre sus palabras entrecortadas no escucho la palabra soledad pero resuena en ellas: del trabajo a casa, me dice, a dormir, y a veces a la iglesia, a rezar a Jesús. Akim dice que los Yorubas pueden decirte “Buenos Días” por la mañana y clavarte un puñal por la tarde, siempre y cuando haya algo que ganar. Para Akim, solo algunas veces, algunos Yorubas creen en Jesucristo y se hacen buenos... aunque también dice que hay muchos que dicen ser cristianos y luego son los más crueles de todos. “Los Yorubas son malvados” dice todo el tiempo.
Así y todo, el padre de Akim era Yoruba, Yoruba y además nunca se convirtió a la religión cristiana. El padre de Akim era un “Chief”, jefe, de una comunidad Yoruba. Cuando los Ibos declararon la independencia del estado de Biafra en los 70, iniciativa que resultó en una terrible masacre Ibo por parte de los Hausas, el padre de Akim, un Yoruba (en la creencia Ibo, los Yorubas apoyaron a los Hausas por dinero, siendo su apoyo decisivo para ganar a los Ibos), luchó en el Este de Nigeria, y allí conoció a la madre de Akim, una hermosa, supongo, Ibo.
De esa unión nació Akim. Akim y su madre fueron a vivir a la comunidad de donde el padre de Akim era jefe. Sin embargo no fueron bienvenidos allí. Probablemente la familia de Akim temía que el poder de la comunidad cayera en manos de un medio-Ibo.
La familia de Akim no era solo malvada sino que además contaba entre ellos con poderosos maestros de Juju, que usaron Juju contra Akim y la familia de su madre.
Akim dice que todo empezó cuando él era todavía muy pequeño. Con el Juju le robaron su capacidad de entendimiento y cuando iba a la escuela no podía mirar los libros, y su contenido le resultaba ininteligible. Con grandes dificultades Akim aprendió a leer y a escribir mucho más tarde que otros niños, pero su capacidad de comprensión estaba completamente anulada. La cosa fue a peor durante su adolescencia: no solo no comprendía los libros, comenzaba a no comprender los que decían las personas. Luego empezó a tener episodios terribles de violencia, y comenzó a temer por su vida.
Creo que fue su madre quien se lo llevó lejos de aquella comunidad. Su madre ya había abrazado el cristianismo, cuando enseñó a Akim como rezar a Jesucristo. Y Akim rezaba todo el día y toda la noche, y de algún modo, Jesús le devolvió el entendimiento. Por eso Akim ahora reza todos los días, sobre todo viviendo en una ciudad Yoruba, y no guarda sitio para muchos amigos en su corazón, porque cree que cualquiera le puede traicionar en el peor momento.
Esto es lo que creen: creen que el Juju es malvado y que sólo hay una forma de luchar contra el Juju: Jesucristo. No es de extrañar por tanto que las pequeñas iglesias protestantes, sectarias, proliferen en esta zona de Nigeria (el norte es musulmán). Por ejemplo uno de los trabajadores me ha regalado una postal navideña de la “Iglesia del Gospel Divino S.A”. Sólo Dios es más fuerte que el Juju, dicen, solo Dios puede vencerle.
Y no es extraño que piensen así: Juju es mayormente una cuestión de Fe. ¿Crees en el Juju? Entonces el Juju puede hacerte daño. Pero, ¿cómo no va uno a creer en el Juju cuando ve todas las terribles consecuencias que tiene a su alrededor, en otras personas? Pero algunos antropólogos sugieren que junto a los preparados y conjuros Jujus hay un fuerte componente social, psicosomático que hace que dichos procedimientos tengan un verdadero efecto en aquellos que creen en ellos.
Rezar a Jesús, creer y ver el poder de Jesús a tu alrededor, no es más que otro efecto psicosomático.
Por ejemplo, he estado pensando sobre la historia de Akim. Él dice que desde pequeño tenia dificultades de comprensión lectora en la escuela. También dice que le faltaba concentración. ¿No es posible que tuviera dislexia? Por ejemplo en un articulo sobre la dislexia leo:
La dislexia es el problema para aprender a leer que presentan niños cuyo coeficiente intelectual es normal y no aparecen otros problemas físicos o psicológicos que puedan explicar dichas dificultades. Según algunas estadísticas la dislexia afecta en mayor o menor grado a un 10% o un 15% de la población escolar y adulta. Hay consenso en que entre un 4 y un 5% de los niños presentan problemas graves de aprendizaje de la lectura, con la consecuente dificultad escritora.
Según las estadísticas citadas arriba se puede esperar que en cada aula de 25 alumnos haya al menos un niño con esta dificultad para el aprendizaje.
Diríase que Akim padecía precisamente esto. Sin embargo una vez que uno se ha identificado como el objetivo del Juju, las cosas solo pueden ir a peor. La paranoia personal se complementa con determinadas actitudes, cotilleos y malas acciones de las personas que hacen el Juju, que pueden estar igualmente malintencionadas, e incluso azuzar el problema con el uso de venenos alucinógenos u otras prácticas que lleven al individuo a la confusión. ¡Es tan fácil destrozar a una persona!
El rezar a Jesús, abrazar la fe cristiana, da al individuo la seguridad que la creencia en el Juju le ha arrebatado.
Akim está bien ahora. Él y su madre practican el cristianismo y se sienten seguros. Su padre murió hace cuatro años, pero nunca dejo de ser el Jefe Juju. El cristianismo no era para él.
Ahora Akim cree que las buenas personas creen en Jesucristo. Yo le he preguntado si entonces para él, no creer en Dios significa ser mala persona. Me ha dicho que sí, que si no creo en Dios o no rezo a Jesús soy una mala persona. Aunque se ha reído después de decirlo. A lo mejor no lo decía en serio.
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