La reina mas poderosa
Uno de los más largos y felices reinados del antiguo Egipto fue probablemente el del faraón Hatshepsut. Hatshepsut fue en realidad una mujer, la primera feminista de la historia y una de las mujeres más poderosas de la antigüedad.
Hatshepshut fue una reina poderosa que amplió el templo de Karnak con cuatro fantásticos obeliscos de los cuales dos todavía continúan en pie haciendo alucinar a los que tenemos la suerte de visitar Karnak. La historia cuenta que Hatshepsut tuvo un sueño en el que el Dios de Dioses Amen le pedía que le erigiera un obelisco de oro. Tras esto, Hapshepsut decidió hacer realidad la petición de Amén, pero careciendo de recursos envió una expedición a Punct que tras ocho meses regresó victoriosa trayendo cientos de maravillas a Karnak, incluidos árboles nunca vistos antes (cuyas raíces todavía se conservan a la entrada del templo de Hatshepsut) y dos enormes piedras de granito que servirían para tallar los obeliscos de Amén, sino en oro, en una piedra tan hermosa que relumbraría como éste. El pueblo, favorecido por los largos años de prosperidad bajo el reinado de su faraón reina, apoyó a ésta durante más de veinte años. Nadie recordaba ya los inicios de su reinado, en la que la reina tuvo que convencer a todos que podía reinar presionando a los sacerdotes de Karnak para que le dieran su apoyo, creando una leyenda en la que ella era la misma hija de Amén o vistiéndose de hombre para demostrar que una mujer también podía ser faraón.
Sin embargo, tras su muerte todas sus huellas fueron borradas. Tutmosis III, su medio hermano y sucesor, habiendo sido ordenado sumo sacerdote para no frustrar las aspiraciones de Hatshepsut al trono de Egipto, había desarrollado la envidia inimaginable de 20 años tras el éxito de su hermana. La primera medida tomada la llegar al trono fue borrar el nombre de Hatshepsut, toda su grandeza, de todos los monumentos. Sólo una cosa no se atrevió a tocar: el magnífico obelisco de Amén. Para no desafiar al Dios de los Dioses, pero odiando a su hermana con toda su alma, Tutmosis levantó un gran muro de diez metros que tapara el obelisco para siempre. Así, la historia se fue olvidando, hasta que el recuerdo de Hatshepsut fue borrado de la memoria de la gente, y con ella, la idea de que una mujer pudiera ser faraón desapareció para siempre...
sábado, noviembre 11, 2006
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egipto
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4 comments:
no se a quien me recuerda esta Hapshepsut, no sé, no sé....
El templo de Hatsheput es uno de los más bonitos que he visto.
Checho, vosotros tambien fuisteis a Luxor?
Sí, esos templos son impresionantes, Karlak, Luxor...te das cuenta de lo que supuso la cultura egipcia.¿ Te imaginas que hubieran podido hacer con los avances técnicos y científicos de hoy?
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