La semana pasada me fui a una charla chulisima. Se llamaba "Fast food, fast lives" (comida rápida, vidas rápidas) y en ella se debatían los nuevos estilos de vida en los que nadie tiene tiempo para nada, ni siquiera para comer. La comida rápida representa el modelo de una sociedad así.
El debate trataba también sobre nuestra excesiva dependencia del tiempo, del que decimos "El tiempo es dinero"; dado que no está claro que es el tiempo, creo que menos claro aún es el hecho de que sea dinero- eso si es que sabemos lo que es el dinero: unos papelitos que representan que un cierto Estado tiene un cofre relleno de oro del tamaño que dice el papelito… ¿qué extraño, no?
Resumiendo, al final del debate la moderadora pidió a los contertulios que dieran un consejo para "reducir la velocidad en nuestras vidas"; aquí van:
Morgan Spurlock, director de "Supersize me"
"Cada vez que haces una elección haces una elección o decisión política: si comes en McDonalds, eso es una decisión política"
Un profesor de sociología de California (olvidé su nombre)
"Hay que concentrarse en las cosas que hacemos. Por ejemplo, si hablamos con alguien en una fiesta y miramos a todos los lados esperando a alguien o buscando algo, o quizá pensando en nuestras propias cosas, no estamos disfrutando de ese momento. Cuando nos concentramos en algo, lo disfrutamos mucho más"
Un presentador de la BBC que ha escrito un best-seller sobre la falta de tiempo inspirado en ideologías budistas… o algo así
"Cada día debemos buscar un momento para reencontrarnos con nuestros demonios interiores"
A mí me parecieron muy buenos consejos, así que aquí los dejo.
Un abrazo,
Vane