Otro retazo de mi vida ecléctica…
Por arte de magia el viernes por la noche me dormí en el tren que va a Stansted y me desperté en Alemania, en Dusseldorf, donde me esperaba la hermana de Bas. El fin de semana a sido fantástico. Alemania y Holanda, como siempre, le cambian la cabeza a uno, le desestresan...
Bueno, lo divertido es que he estado en las fiestas del pueblo de Bas (aunque sin Bas, desgraciadamente), y ver las fiestas de un pueblo holandés es divertidísimo; en primer lugar porque son iguales que las fiestas en un pueblo español: la orquestilla, el grupo de jovencitos montándose la fiesta alternativa, y los dos bares uno en frente del otro.
La cerveza rula que no veas, y más allí porque una de las fábricas de cerveza más famosas de Holanda está por allí cerca. Todo el mundo bebe cerveza, nada de otras mariconerías.
Y luego hay una cabalgata chulísima; con varios coches, los grades hechos por adultos y los pequeños hechos por niños. Por ejemplo había uno en el que varios niños protestaban porque no tenían una pista para hacer skate. Los coches son como fallas de Valencia en pequeñito, pero no están pintados, sino que los colores los hacen con lana.
Bueno, que me lo he pasado bien, y que la semana que viene me voy pal pueblo, que ya es hora.
Un beso
Vane
Ah, también he tenido un mini-reencuentro con Wageningen que también ha estado bien.
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