Por qué luchar (y por qué no)

Más de una vez me encuentro a mí misma reprochándome el no haber sido capaz de sumergirme en el mundo de activismo y revolución que en mis sueños podría cambiar el mundo. La verdad que me gustaría poder decir que lo que hago tiene un impacto verdadero en nuestras vidas, que de verdad mi trabajo contribuye a hacer una sociedad mejor…
Y sin embargo me siento continuamente como un peón más que contribuye a mover la máquina capitalista. ¿Qué hace de mi trabajo algo distinto, algo verdaderamente positivo? Nada. Y sin embargo, mis prácticas de consumo contribuyen, como las de cualquier hijo de vecino, a hacer de este mundo un lugar cada día más insoportable.
Lo que más me acongoja son esas retahílas de: el mundo es así, total, que otra cosa quieres, los hombres son malvados demonios a los que no se les puede confiar nada, sólo se les puede controlar con cárceles, o dejarlo todo en el mercado invisible que lo controla todo (a pesar de no existir) o yo que sé. De corazón os digo que si me pongo a creerme todo estoy me echo de cabeza a luchar en el Rainbow Warrior para abogar por la desaparición del hombre en el mundo; o mejor me voy a las filosofías hindúes que dicen que debemos dejar al hombre que se destruya a sí mismo, que la naturaleza ya se regenerará después de la desaparición del hombre… vamos, de aquí a predicar el día del juicio final, un paso de los de Torrebruno.
En su infinita sabiduría Zen la cultura japonesa nos a arrojado metáforas e historias sobre la eterna lucha entre el hombre y la naturaleza. Un ejemplo muy hermoso de esto es una de las películas de animación más fantásticas de todos los tiempos: La Princesa Mononoke. Sen, la princesa Mononoke es una chica a la que han criado los lobos y ahora les ayuda a destruir a los humanos que gradualmente destruyen el bosque para extraer hierro.

Ashitaka es un príncipe que busca el camino para alejar de sí una maldición contraída después de matar a un demonio, un cerdo salvaje. La película explica el conflicto entre los humanos y el bosque. No explico más para no destrozar la película, que es muy hermosa (no sólo la historia, sino también los dibujos).

Porque hablo de la Princesa Mononoke, me diréis. Bueno, la mayoría de la gente cree que esta película explica como la lucha entre la naturaleza y el hombre solo puede acabar con la destrucción de ambos. Para mí, la película habla exactamente de lo contrario: para que el hombre y la naturaleza crezcan juntos necesitar confiar el uno en el otro. Cuando hablo en confiar, me refiero a que deben dejar que el otro se aproveche de su generosidad para protestar. La destrucción empieza cuando el hombre intenta la completa dominación del bosque.
Pero, ¿quién quiere dominar la naturaleza? Nos han metido en la cabeza las ideas de esta lucha sin final cuando en realidad siempre hemos vivido con (y no sobre) la naturaleza. Así pues, siempre hemos cultivado, deforestado y machacado nuestras tierras, pero siempre las hemos dejado volver a su lugar.
La pregunta que nos concierne aquí es: ¿en la cúspide del desarrollo industrial, tiene el hombre el poder suficiente para dominar, y por lo tanto para destruir, la naturaleza? Y si lo tiene, ¿hasta donde vamos a llegar? Y en el camino a la destrucción, la Princesa Mononoke también habla de esto, ¿qué ocurre con aquellos cuyas voces ni siquiera llegan a ser escuchadas? En la Princesa Mononoke, el bosque tiene que ser explotado dando así una oportunidad a las prostitutas y a los leprosos que la sociedad rechaza.
Estos son los interrogantes que me vienen a la cabeza cuando me levanto, y a los que trato de responder, de una manera más o menos abstracta, con mi propio trabajo. Por supuesto, alguien diría, esto será útil tan pronto como se encuentre la respuesta… pero a falta de respuesta a uno le dan ganas de cuestionar si es que son estas las preguntas adecuadas…

3 comments:

Anónimo dijo...

Hola Me encantado lo que has dicho sobre la peli.
Cada vez que la veo me hace pensar muchisimo sobre todos estos temas y muchas mas cosas...

porque la verdad esque no hay bueno ni malo... todos se etibocan con su pensamiento.

(gracias por escribir este post en blogger)

Anónimo dijo...

Siempre hay esperanza :-), solamente los que están tan locos como para creer que pueden cambiar el mundo son los que lo logran, acá un compositor que disfruto mucho de tu comentario y se esfuerza aportando su granito de arena para generar una conciencia nueva, un cambio :-)

Anónimo dijo...

Yo no creo en el kharma, pero creo que en este caso en concreto, cada cual recibirá lo que merece, la naturaleza en primer lugar, por ayudar a quien no lo merece, dándoles todo lo que necesitan a un montón de hijos de puta, como el que le entrega todas sus pertenencias al ladrón para en un intento desesperado intentar salvar su vida, y este después de conseguir lo que quiere, acaba por asesinar al indefenso, sin motivo aparente,por simple maldad.
Y en segundo lugar, la humanidad, por permitir tales crímenes y ser su silencioso cómplice, la naturaleza tiene un equilibrio, un equilibrio muy frágil, romper ese equilibrio, es el mayor acto de estupidez, es como envenenar tus alimentos, o prender fuego a tu propia casa, seres tan estúpidos, tan inadaptados, tan ruines, solo merecen la muerte. Y ese será su premio. Nuestro premio. Tendremos lo que merecemos. Como especie y como planeta.