Hoy se ha ido una de las personas que mas he querido, en mi infancia y ahora, porque hasta ahora, cada vez que lo veia (que no eran muchas veces) se me llenaba el alma de alegria de ver una persona tan estupenda y jovial.
Bueno, ya sabeis todos que hablo de Vicente. Ya sabeis todos tambien que hablo con un poco de agradecimiento a la naturaleza a Dios o a quien sea, porque no habia que dejar sufrir a Vicente ni medio segundo. Pero ha, sabreis que le vamos a echar de menos desde cerca o desde lejos.
Y yo es que no me lo quito de la cabeza con sus ojillos y su sonrisa y su anorak de Astun... porque casi todos mis recuerdos de Vicente tienen nieve alrededor.
Uno de ellos es el recuerdo de uno de los dias mas felices de mi infancia. Ir a esquiar siempre era una alegria, pero, digamoslo claro, era un pegnazo chuparse las colas y los turistas. Un dia llegamos a Astun muy pronto, porque subimos con mi padre que trabajaba alli, asi que corrimos a pastores para ser los primeros de la fila. Y alli estabamos los dos, con los esquis, los guantes y todo puesto y un viento del norte que quitaba el hipo... cuando vi a Vicente venir de la telesilla me alegre porque sabia que me sacaria una sonrisa... Venia con las manos detras de la chaqueta, balanceandose de un lado para otro. Y con una sonrisa enorme se acerco hasta nosotros, despertando un rumor entre los que esperaban la cola detras nuestra, felices de que abrieran la cola veinte minutos antes. Pero cuando Vicente llego enfrente nuestra nos echo una sonrisa enorme a Luise y a mi (no a los demas!) porque detras de la chaqueta llevaba... dos galletas!!!! (ahora estoy llorando un poco, pero lagrimas de las buenas). Nos ayudo a entras y alli estuvimos hasta que abrieron las pistas, calenticos en la cabina de los pisteros, con mi heroe, Vicente.
Claro que entonces era muy pequegna (9 o 10) y me impresionaban estas cosas, las grandes sonrisas, las palabras amables... pero luego, cuando me he hecho mayor y me he vuelto mas cinica me he dado cuenta de que Vicente no las gastaba en balde.
Un dia escuche a Vicente hablar en la radio y crei por un momento que la vida rural en el Pirineo aun se podria reanimar, con el optimismo de unos pocos mas como el... y es que Vicente era de los que te hacia sognar cosas imposibles...