¡Vaya semanita!
Hola chavalines y chavalinas...
Menuda semanita de los más activa que he tenido. Teníamos un curso en la universidad (introducción, métodos de investigación y técnica de escritura); nos quedábamos a dormir en el YMCA. Bueno, esta semana he tenido un momento de absoluta vergúenza ajena, un momento de absoluta indignación, un momento deprimido, un subidón- con verguenza propia- y hasta una revelación.
Verguenza ajena...
Como ya os he dicho nos quedábamos a dormir en YMCA, Young Male Catholic Association. El sitio es bastante curioso, limpio (aunque mi habitación olía a tabaco como si un fumador hubiera fumado en la cama durante cuarenta años) y con almuerzo y cena incluídos. El almuerzo era “English breakfast” incluyendo salchichas, bacon, judías con tomate y huevos fritos todos los días, así que casi me pongo como un tocino. El caso es que cada vez que leo YMCA lo primero que se me viene a la cabeza son cinco tíos con aire homosexual vestidos de indios, vaqueros, polis o de cuero salvaje y cantando “Guay-yam-si-éh” o lo que es peor “El Pozo es superior, Ay, sí se-ñor”. Pero ya dice el otro español que de bailes en Chueca nada de nada, que la C de YMCA es la C de Católicos apostólicos romanos.... Así que andaba yo un poco despistada, hasta que una mañana, entre tanta salchicha y tanto huevo, viene una chica de cabello anaranjado y pecas hasta en los sobacos y se sienta a mi lado exhibiendo su más amplia sonrisa. Yo me digo “pues vaya chica más simpática” pero algo me huele raro porque los ingleses son cualquier cosa menos espontáneos. Así que la chica me dice que es de Irlanda del Norte, y que ha estudiado Arte Dramático. Yo le cuento que yo estudio en la Uni etc etc... hasta que se me ocurre preguntarle que que hace allí.
-“Bueno, yo trabajo aquí, en YMCA, y mi trabajo es fortalecer las relaciones sociales en YMCA”- me dice- “y parte de mi trabajo es ¡vivir en el YMCA!”
Huele raro, huele raro.
-“O sea, que lo que tienes que hacer es sentarte con cada uno de los que están aquí y hacer que nos sintamos mejor”
-“Sí, especialmente con gente que tiene problemas, porque aquí viven cuarenta “homeless” y les ayudo a encontrar a su bondad interior, a Dios”- era una chavalita, pero eso no le impide añadir- “ ¡ Soy una especie de misionera!”
Apaga y vamonos: puse una excusa y desaparecí por donde pude...
Momento de absoluta indignación
La indignación vino un par de días después porque resulta que la cena la sirven a las seis, y a las siete menos cuarto cierran. Pero esto que llego yo a las siete menos dieciocho, y me dicen que ya no puedo pasar a cenar, y yo veo una estupenda lasaña en su bandeja y les digo, hombre por favor, que tienes una lasaña ahí mismo, y el tipo, el católico apostólico y romano, mientras tira la lasaña a la basura, se empeña en decirme el muy cabrón (uy Vane que te estás pasando...) que no les queda lasaña y no me pueden servir. ¿Lo comprendéis? Yo tampoco... en fin Pilarín, como diría ese gran pensador que es Obelix: “están locos estos cristianos”
Un momento deprimido
El momento deprimido no fue en el YMCA, fue en la cafetería de la universidad. Hay una chica en el curso que es difícil de soportar. Todo el mundo se queja de ella. La pobre chica no tiene la más mínima consideración hacia ninguna convención social, y esto incluye hacer bromas pesadas a los profesores, o afirmar a los cuatro vientos que es lamejor del mundo. Yo en seguida pensé que la pobre tenía un poco de complejo de inferioridad, en parte por su físico horroroso, pero también por su falta de entendimiento de lo que es participar en una conversación. Así que decidí hacerme su amiga- cosa que nadie más ha intentado- (y creo que lo que me pasó me lo tengo merecido por condescendiente). Solución: me fui a tomar un café con ella cuando nadie quería ir (con ella) y a cambio me soltó un rollo de que le estaba dando lecciones- yo juro que solo opinaba sobre el tema, y estábamos hablando sobre lo que nos parecía la clase, nada serio- pero vamos, me la llevé en la cara. El resto de la semana aún ha sido peor, así que he decidido que voy a pasar al plan B: ignorarla- recomendación de Rut. E incluso me soltó un rollo defendiendo al cabrón de Milosevic (sus padres son emigrantes de Serbia)- creo que en realidad me odia porque hago un proyecto sobre Bosnia. A lo mejor es solo eso.
Verguenza propia
Si, si, ya os lo imagináis... había una fiesta en YMCA a la que por fortuna llegamos tarde (y nos saltamos la competición de beber agua por la nariz) pero no me perdí la única cosa que me hace perder la verguenza: EL KARAOKE. Dos fueron suficientes para causar sensación: “Material girl”de Madonna y “Never gonna give you up” de Rick Astley a dos voces con una chica un poco retrasada, pero creo que ella también disfrutó lo suyo, así que las dos nos fuimos contentas a casa.
La revelación
Nadie en mi clase parece tener el más mínimo interés en mi proyecto. Bueno, que le voy a hacer, a mií eso de la nanotechnología y la genética me parecen cortinas de humo y me parece más interesante preguntarnos si necesitamos o no más technologías. Yo creo que a mí la technología ya me tiene hasta el moño.
Bueno y ya vale por hoy. Nos vemos pronto. Un besín,
Vane
4 comments:
y el congreso de Zaragoza? pensaba que estabas interesada . chao
si pero no puedo ir... demasiados compromisos...
y alguien interesante en ese lugar de catolicos?
para los que recientemente hayan estado en Sanse el festival de cine que lleva su nombre nos ha traido de nuevo a nuestras casas, a traves de tv, bellas imagenes de esta ciudad y de su emblematico edificio realizado por Moneo y que ha llevado estos dias el arte cinematografico por todo el mundo.El kursaal.
Albergo grandes ilusiones de las peliculas que alli se han proyectado, pero eso sera otra historia...
besos. Lur
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